Tiene la sonrisa dócil y exhibe sin recato los gestos más sencillos y simpáticos de la historia papal pero este aire de pastorcillo no esconde, en modo alguno, la fuerza y la firmeza del Papa Francisco que, una y otra vez, llama la atención de todos, dando un sútil pero directo puñetazo en la mesa.
Es bueno tener un Papa que nos regala cotidianamente, con su manera de hacer, una instantánea de cercanía que recorre el mundo entero, dando ejemplo con su alegre espontaneidad; pero más importante aún es que se apoya a diario en la palabra de Dios para espabilar a todos los que somos Iglesia.
Francisco es el más sencillo pero también el más riguroso de los pastores que apacenta a la grey de Dios. Nos agita con su palabra para que no se duerma nadie, para que estemos alerta, siguiendo en todo momento el ejemplo de Jesús. Lo hace con sus homilías de…
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