JMJ LISBOA (Día 4): Discurso del Papa Francisco en la Vigilia con los Jóvenes en el Parque Tejo

Por Papa Francisco

se abandona, deja de caminar y cae. ¿Ustedes creen que una persona que cae en la vida, que tiene un fracaso, que incluso comete errores pesados, fuertes, ya está terminada? No. No oigo. ¡No! ¿Qué es lo que hay que hacer? No oigo. Levantarse. 

Y hay una cosa muy linda, que quisiera que hoy se la llevaran como recuerdo: los alpinos, que les gusta subir montañas, tienen un cantito muy lindo, que dice así: en el arte de ascender la montaña lo que importa no es no caer sino no permanecer caído. Cosa linda.

El que permanece caído se jubiló de la vida ya, cerró, cerró la esperanza, clausuró la ilusión y ahí queda caído. Cuando vemos algunos amigos nuestros que están caídos, ¿qué tenemos que hacer? Levantarlo. ¡Fuerte! Levantarlo.

Fíjense cuando uno tiene que levantar o ayudar a levantar a una persona, ¿qué gesto hace? Lo mira de arriba hacia abajo. La única oportunidad, el único momento que es lícito mirar a una persona de arriba a abajo es para ayudar a levantarse.

Cuántas veces, cuántas veces vemos gente que nos mira así, por sobre el hombro, de arriba para abajo. Es triste. La única manera en que es lícito, la única situación en que es lícito mirar a una persona de arriba para abajo es -lo digan ustedes- ¿es? ¡Fuerte! Para ayudar a levantarse.

Bueno, esto es un poco el camino, la constancia en caminar y en la vida, para lograr las cosas, hay que entrenarse en el camino. 

A veces no tenemos ganas de caminar, no tenemos ganas de hacer esfuerzo, nos copiamos en los exámenes porque no queremos estudiar y no llegamos al éxito.

No sé si a algunos les gusta el fútbol. A mí me gusta. Detrás de un gol, ¿qué hay? Mucho entrenamiento. Detrás de un éxito, ¿qué hay? Mucho entrenamiento. En la vida no siempre uno puede hacer lo que quiere, sino aquello que la vocación que tengo dentro —cada uno tiene su vocación—, nos lleva a hacer. Caminar, si me caigo levantarme o que me ayuden a levantarme, no permanecer caído y entrenarme, entrenarme en el camino. Y todo esto es posible no porque hagamos cursos sobre el camino, no hay ningún curso para enseñarnos a caminar en la vida, eso se aprende, se aprende de los padres, se aprende de los abuelos, se aprende de los amigos, llevándose de la mano mutuamente.

En la vida se aprende y eso es entrenamiento en el camino. Yo los dejo con esta idea nomás: caminar y si uno se cae levantarse, caminar con una meta, entrenarse todos los días en la vida. En la vida nada es gratis, todo se paga.

Sólo hay una cosa gratis: el amor de Jesús. Entonces con esto gratis que tenemos, el amor de Jesús, y con las ganas de caminar, caminemos en la esperanza, miremos nuestras raíces y vayamos adelante, sin miedo, sin miedo. No tengan miedo. Gracias. Chau.

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